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Castillo de Gibralfaro Castillo de Gibralfaro Castillo de Gibralfaro Castillo de Gibralfaro

Castillo de Gibralfaro

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Este castillo data del siglo XIV y su función principal era albergar las tropas y proteger la Alcazaba. Su nombre se debe al faro que había en la cúspide, Jabal-Faruk (monte del faro). Considerado durante mucho tiempo el castillo más inexpugnable de la Península Ibérica consta de dos líneas de murallas y ocho torreones.

Mapa Centro histórico

Mapa 630 93 29 84

Sitio web https://alcazabaygibralfaro.malaga.eu/es/

Mapa Camino de Gibralfaro, 11, 29016

Servicios del establecimiento

Cafetería Cafetería

- HORARIOS

HORARIO VERANO(1 de Abril - 31 de Octubre)

09:00 a 20:00, siendo la última admisión a 19:15h.

Domingo gratis a partir de las 14:00 hasta cierre.

HORARIO INVIERNO (1 DE Noviembre - 31 de Marzo)

09:00 a 18:00, siendo la última admisión a 17:15h.

Domingo gratis a partir de las 14:00 hasta cierre.

 

- TARIFAS

  • Tarifa normal: 3,50 €
  • Entrada reducida (estudiantes, jubilados, discapacitados, niños): 1,50€
  • Visita conjunta Alcazaba-Gibralfaro: 5,50 €

 Visita gratuita todos los domingos a partir de las 14:00 h. y hasta su cierre.

 

- ACCESO

Al Castillo de Gibralfaro se puede acceder por dos zonas y de varias formas, a pie o medio de transporte.

- Por centro histórico a pie;

Por el Paseo de Don Juan Temboury, junto a la entrada de la Alcazaba de Málaga, se inicia un camino hacia el Castillo de Gibralfaro. Es una ruta de un kilómetro de distancia con cierto desnivel de subida, que resulta poco recomendable en los días de mucho calor o lluvia.

- Por subida Camino Nuevo;

  • Bus Turístico: La ruta roja de este autobús hace parada en el Castillo de Gibralfaro. https://city-sightseeing.com/es/24/malaga/3310/premium-experience-malaga
  • Bus Local: Los autobuses de la línea 35 de la Empresa Malagueña de Transportes empiezan su recorrido en la Alameda Principal de Málaga y lo terminan en el Castillo de Gibralfaro. La frecuencia de paso es cada 30 minutos aproximadamente.
  • Coche: El Castillo de Gibralfaro dispone de un parking público junto a la entrada principal.

 

Desde tiempo inmemorial esta fortaleza fue la gran atalaya no solo para observar la población asentada al pie de su falda occidental, sino los accesos a ella por tierra y mar. Ocupa una superficie de 21.310 m², incluyendo Coracha y Barbacana, con un perímetro de 1.310 metros de muralla. El recinto interior ocupa 12.630 m², y está encerrado por una fuerte muralla que mide 733 m. y que consta de 30 lienzos y 8 torres, en su mayoría macizas.

Tiene una posición estratégica, desde el monte se domina toda la ciudad y la bahía. Hay que pensar en la imponente imagen que ofrecían estas fortificaciones en su época, momento en que el monte se encontraba totalmente desprovisto de vegetación para facilitar la defensa y evitar emboscadas. Su único acceso se realizaba a través de una monumental puerta, a la que se accedía desde la Coracha y que comunicaba con la barbacana que rodea todo el perímetro exterior. Presenta la típica disposición de puerta “en recodo”, abierta en un gran torreón que se encuentra protegido por una doble puerta que corta la barbacana, y que forma en su interior un pequeño patio con zona para el cuerpo de guardia. En su bóveda conserva una bellísima muestra de trabajo de lacería, en ladrillo cortado formando lazo de a ocho, y en el interior otro lazo de a doce vidriados en blanco, negro y azul.

El acceso a Gibralfaro se realiza actualmente mediante pasos abiertos en la zona de la barbacana situada al este y en uno de los lienzos de muralla del frente sur, junto al Centro de Interpretación. Existen otras tres puertas perforadas en los muros, todas de época cristiana, y abiertas al objeto de facilitar el acceso al interior de suministros o pertrechos militares.

La parte superior de sus muros conforma el adarve o paso de ronda, coronado en su mayor extensión por una línea de merladura, rematada por piramidones parcialmente perdidos. El fundamento de los muros, la cimentación y el zócalo es de mampostería, de piedras de mediano tamaño y ripios de pizarra trabados con cal y arena, siendo la zona superior de tapial, todo ello enlucido con mortero de cal que lo impermeabiliza y regulariza. En algunos paños aún puede apreciarse pintada la decoración imitando grandes sillares. Los arcos, las bóvedas, las jambas y las zonas interiores de las puertas son en su mayoría de ladrillo, respondiendo a las numerosas reparaciones realizadas en distintas épocas.

La barbacana que rodea completamente el castillo se conserva en perfecto estado ya que fue reconstruida en gran parte en época cristiana.

En el recinto del Castillo son de destacar el Pozo Airón, de 40 metros de profundidad y excavado en la roca viva al que llega a un venero de agua aún hoy día existente, y un sistema de captación de agua de lluvia que a través de acequias de fábrica permite llevarlas a varios aljibes subterráneos, todos cubiertos con bóvedas de ladrillo, salvo el mayor de ellos, de planta octogonal que emerge en el centro de la fortificación. Se conservan asimismo dos hornos de pan de construcción cristiana, varias garitas de distintas época, tipología y ubicación, y el edificio del antiguo polvorín, hoy convertido en Centro de Interpretación.

Tras la ocupación de Gibralfaro por las tropas castellanas, su mezquita fue consagrada como iglesia bajo la advocación de San Luis obispo. Desde aquel momento la fortaleza se utilizó como acuartelamiento y prisión, hasta que en el año 1925 fue cedida al Ayuntamiento y pasó a tener uso público.

La importancia estratégica de Málaga justificó que desde su conquista los Reyes Católicos destinaran el diezmo sobre la cal, teja y ladrillo para la reparación y conservación de las fortificaciones de la ciudad.

Durante la Guerra de Independencia el castillo fue objeto de importantes obras de fortificación y escenario de varios acontecimientos. Ante la fuerte presión del ejército español y de las guerrillas contra la ocupación francesa a partir de 1812, los franceses comenzaron su retirada de Andalucía. En Málaga volaron todas las fortificaciones que habían realizado en Gibralfaro, al tiempo que las últimas unidades del ejército francés abandonaban la ciudad, las minas colocadas en el castillo hicieron volar la Torre Nueva, las defensas exteriores, el acuartelamiento, la batería del malecón y el almacén de pólvora. En 1977 se acometió la tarea de terminar de demoler las edificaciones militares y acondicionar sus jardines para mejorar la visita turística.